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martes, 23 de julio de 2013

ADELA GARCÍA SALABERRY SU BIBLIOGRAFÍA EN LA GOYENA

dedicado a todas las escritoras
que fueron son y serán en lo que fue 
el Pago de la Magdalena. 
Mucho ha escrito EL QUILMERO sobre esta extraordinaria mujer, solo basta recorrer estos títulos para interiorizarse de su figura, su trayectoria y su compromiso social y cultural:
ADELA GARCÍA SALAVERRY. ESAS BRAVAS MUJERES DE ENTONCES http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/03/esas-bravas-mujeres-de-entonces.html del lunes, 8 de marzo de 2010

"ROCA 635" - ADELA GARCÍA SALABERRY & STELLA MARIS BERTINELLI - SEMANA DE LA MUJER - 5/3/2011  DE MUJER A MUJER http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/03/4-semana-de-la-mujer-roca-635-adela.html del sábado, 5 de marzo de 2011

ADELA GARCÍA SALABERRY, LA POETA y LOS DERECHOS CIVILES DE LA MUJER - 1926 http://elquilmero.blogspot.com.ar/2012/05/adela-garcia-salaberry-la-poeta-y-los.html del miércoles, 16 de mayo de 2012  Del mismo modo la novela biográfico Roca 635, ilustra con ternura y precisión a Adela García Salaberry. Esta obra fue escrita por la autora quilmeña Stella Maris Bertinelli de Ingolotti, fallecida el 13 de noviembre de 2011: 

UN CHAU A STELLA MARIS BERTINELLI http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/11/un-chau-stella-maris-bertinelli.html del lunes, 14 de noviembre de 2011

 

ANTECEDENTES PERSONALES

Conocí a Adela en la casa de los Hutchison, en la calle Paso esquina Mitre de Quilmes. La tía Anita, la había invitado al cumpleaños de su madre, Mamavieja, así llamábamos en la familia a doña Mercedes Ayala de Hutchison, entrerriana, mujer de notable cultura, profesora de inglés, había sido la primera profesora de ese idioma en la Universidad de la Mujer que existió en la biblioteca Manuel Belgrano de Berazategui y en la segunda década del siglo XX fue maestra de idiomas domiciliaria de los hijos de muchas familias quilmeños; además leía en alemán y era una notable narradora; toda un carácter.
La llegada de “la Salaberry”, como se la mencionábamos en confianza, produjo un revuelo en los presentes. Si bien, muy vagamente, algo había escuchado de ella en las conversaciones de los adultos, desconocía en líneas generales quién era y qué la hacía tan afamada, como para producir tanta alharaca.
Recuerdo con mi fidelísima memoriosa fotográfica, que llevaba el traje sastre que, después supe, la caracterizaba, de un tono marrón y un pequeño sombrero claro, o casquete - creo que se llamaba - con un velo recogido, cartera, guantes y zapatos de taco corto. Era delgada, muy alta, o quizá esa altura se la daba su prestigio.Debía tener más de 60 años, aunque no los aparentaba en absoluto.
Quizá desde la militancia por las reivindicaciones de su sexo, Adela mantenía una estrecha amistad con la tía Ana y de la partera Catalina Navarro que también era como de la familia. Ellas con el político Esteban Tomero la esperaban en la puerta.
Entró muy decidida, saludó a todos con una sonrisa y fue derecho hasta el sillón donde estaba doña Mercedes, la besó y le entregó un libro breve y un bouquet de violetas, seguro que de su jardín de Bernal. Yo atisbaba desde el patio a través de una ventana a donde me habían enviado con los otros chicos de la parentela.
Se sentó un breve instante junto al sillón de doña Mercedes, conversaron, quién sabe de qué, pues desde  afuera no se escuchaba.
Rieron y tras sendos besos en ambas mejillas se despidió de Mamavieja, volvió a saludar a todos con una corta inclinación d cabeza y salió acompañada por Anita, Catalina y don Esteban. En la puerta la esperaba un coche de alquiler y dentro una señora mayor. Permanecieron un rato intercambiando agradecimientos. Subió y lo último que vi fue su guante claro saludando a través de la ventanilla con una hermosa sonrisa a sus amigos y creo - o lo imaginé - que también tuvo un ligero gesto de despedida cálida hacia mí que la miraba desde el otro lado de la reja. (circa 1954 - Chalo Agnelli)
Además de la abundante producción en la prensa de todo el país componen su obra poética: "Momentos Sentimentales", Bruma e Hiedra"; su prosa: "Luz y Sombra", "La Gloria del Corazón", "El momento" y la serie de cuatro volúmenes, que ocupa estas páginas, "Vidas", los poemarios en francés: "Toi en Moi", "Ritme serein", "Symbolisme", "Fleru de lis" y traducciones como, "Motivos de Vida" de Jean Groffier.

ARCHIVO QUILMEÑO EN LA GOYENA
Recuperando bibliografía de autores locales, tarea

que lleva a cabo con constante afán Cristina Secco, se halló una abundante bibliografía de García Salaberry, alguna de ella firmada y dedicada a la misma biblioteca o a su fundadora Pola Manzo
Las series de la colección de biografías "Vidas", editado la primera en 1938, son un curioso descubrimiento y recuperación de figuras de las artes, la literatura, la cultura y la educación de la primera mitad del siglo XX. De los cuatro libros que componen las series, aún no se halló la segunda, pero es factible que esté en estante equivocado. En el epígrafe de la primera serie de estas críticas biográficas escribió Adela: "Vidas... revela, a través de las concepciones artíticas de unos brillantes seres, la sinceridad de una emoción ante sus obras." En la 1ª; 2ª y 3ª series se desarrollaron 87 personalidades, artistas-creadores, mujeres y hombres públicos del mundo de la cultura; unos con mayor repercusión que otros, totalmente ignorados en la actualidad, todos, sin duda, con quienes Adela trató en distinta medida a lo largo de su incansable vida como periodista y militante de la cultura.


A esaserie corresponden: Margarita Abella Caprile (poeta y escritora), Ernestina Azlor (escultora), Lia Cimaglia de Espinosa (concertista de piano), Emilia Bertolé (artista plástica, retratista y poeta), Antonieta Silveyra de Lenhardson (cantante lírica), Blanca de la Vega (actriz), Quinquela Martín (artista plástico), Lita Rey Posee (bailarina), Juan Carlos Oliva Navarro (escultor), Alfonsina Storni (poeta, ensayista y educadora), Mario M. Corretjer (aguafuertista), Fray Guillermo Butler (artista plástico), Rosa Bazán de Cámara (escritora), María Suásnabar (folklorista), Josefina Meló (escritora y poeta), Luis Perlotti (artista plástico), Salvadora Medina Onrubia (escritora y poeta), María Antonieta Centroné (poeta), Adelia Di Cario (periodista), María Carmen Pórtela de Araoz Alfaro (escultora), Wially Zenner (recitadora), Herminia Brumana (escritora), Berta Elena Vidal de Battini (poeta), Manuel López Weigel (periodista), Olga Praguer Coelho (folklorista), Ada Negri (escritora). (Los nombres en negrita señalan los que se ocuparán en próximas series) Algunos nombres olvidados o desconocidos para gran parte del público.


En la aparecen varias figuras uruguayas, lo que deja entrever la relación activa que Adel García Salaverry tenía en el mundo cultural de la Banda Oriental: José González Carbalho (escritor), Ema Santandreu Morales (escritora uruguaya), Stephan Erzia (escultor), Ana Veiss de Rossi  (artista plástica), Juan José de Soiza Reilly (periodista, docente y escritor), Elsa Piaggio de Tarelli (pianista argentino y profesor de música), Emilio J. Sarniguet (escultor, autor de "El Gaucho Resero"), Berta Singerman (recitadora), Ramón Subirats (pintor y carbonista catalán), María Alicia Domínguez (escritora, autora de libros de texto para la escuela primaria), Carlos Vega (musicólogo, compositor y poeta), María Luisa Anido (concertista de guitarra), César Tiempo (Israel Zeitlin,escritor, periodista, editor y guionista argentino) Margarita Portela Lagos (artista plástica, grabadora), Josué Quesada (escritor, dramaturgo), Mary Rega Molina (escritora), Carlos López Buchardo (compositor), Dora Díaz Villafañe (grabadora), Edgardo Ubaldo Genta (militar y escritor uruguayo), Bibi Zogbe (artista plástica), Fausto Burgos (novelista, cuentista y poeta tucumano), Clementina Isabel Azlor (escritora, autora de libros de texto para la escuela primaria), Mateo Booz (Miguel Ángel Correa, escritor), Esperanza Lothringer (concertista y profesora de piano), Adolfo Montiel Ballesteros (escritor, poeta, dramaturgo y político uruguayo), Ekatherina de Galantha (bailarina de carácter), Gastón Figueira (uruguayo, autor de literatura infantil y crítica literaria), Carmen Souza Brazuna (artista plástica), Carlos Olivares (escritor), Estrella Genta (escritora uruguaya), Julio Díaz Usandivaras (escritor), Margarita Arsamasseva (escritora), Félix B. Visillac (poeta), Delia Sacerdote (concertista de piano), Manuel María Oliver (historiador), Ida Réboli (poeta y autora de libros de texto para escuela primaria), Artigas Milans Martínez (artista plástico y escritor uruguayo), Ana S. Cabrera (escritora), Oscar Jara Azocar (escritor y docente chileno), Ethel Kurlat (escritora), Raúl Hugo Espoile (compositor y docente), Zulma Núñez (periodista y escritora uruguaya), Ataliva Herrera (poeta), María Alex Urrutia Artieda (poeta) y Eugenio Troisi (escritor de literatura fantástica).

La serie editada en 1943, la integran, además del prólogo “para una Vida”, de Juan José de Soiza Reilly: Enrique Larreta (escritor), Ricardo Rojas (escritor y político), Georgina de Uriarte (recitadora), Antonio Alicé (artista plástico), Helena Larrieu (concertista de piano), Atilio Chiappori (escritor), Emilia Bertolé (artista plástica, retratista y poeta), Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast, escritor), Angelita Vélez (bailarina a quien tratará en un libro personal), Vicente R. Candiano (escultor), María Pini de Chrestia (cantante de cámara), Ricardo Gutiérrez (escritor), Leonor Buffo (poeta), Luis Cané (poeta), Laura Mulhall Girondo (artista plástica), Pastor del Río (poeta cubano) y en este por intermedio de la escritora uruguaya Ema Sandreu Morales se incluye ella misma, Adela García Salaberry.    

Retrato de Adela realizado por Emilia Bertolé
 La serie fue publicada en 1950 "Año del Libertador General San Martín" con un Pórtico (como llama Adela al prólogo) del Dr. Leonardo C. Perrusi director del Instituto Nacional de Biotipología y Materias Afines: 
“Más que limitarnos a valorar el trabajo que acabamos de re­cibir, justipreciamos y ubicamos toda una trayectoria, que es, como decir, toda una vida y una personalidad definida en un sentido dado. Ello ha pasado con Vd., con su último libro, y con su dilata­da obra anterior. [...] Porque a través de sus libros Vidas... se patentizan tan notables matices de su espíritu que fuerza es que estas líneas olvi­den la obra para considerar a la autora.[...]
Porque habrá Vd. observado, y Vd., más casi que los médicos porque frecuenta artistas, que en éstos la aptitud que los hace su­blimes les coloca la sensibilidad al borde mismo de la salud. Y en Vd. ello acontece con la admiración; tal es así que ella paralizada por definición, e imagen de lo estático ante lo superior, ha cobrado tanta fuerza que tiene decisión ejecutiva. Y ejecuta admirando y proclamando esa admiración para que otros admiren a su vez, como esas piedras preciosas magníficamente talladas que multiplican el rayo que les llega para que todos puedan gozar de su luz, añadién­dole aún el propio tornasol de sus reflejos íntimos.
Su obra lo demuestra. Su desvivir por aplaudir y señalar va­lores, destacando matices que no conocíamos y alcances que no sospechábamos la hacen alcanzar con su calidad de admiración y su intensidad ponderativa los límites más altos alcanzados por el alma humana. 
Porque nuestro espíritu es grande no tanto cuanto crea esas obras insignes que son gloria del linaje y de la especie sino más aún cuando es capaz de sentir por esas creaciones la admiración venerativa hacia la calidad. Y es que en toda obra que se crea hay un poco o un mucho de egoísmo del yo que se patentiza y ostenta. Mientras que la admiración es altruista por excelencia o por autonomasia. 
El que crea nos toma en alguna medida, el que admira nos da en todas las medidas. Se ha alcanzado así el máximo de lo posible para el alma humana: es la armonía entre el talento que discierne y el sentir que palpita, ha llegado a la culminación: la sensibilidad inteligente engendrando la admiración más excelsa y también más certera.[...]
Qué hizo Dante sino una gran “Vida” para consagrar sus nobles admiraciones. Y a tal punto quiso destacarlo que esculpió ante el profundo bajorrelieve del Infierno que debería dar perspec­tiva a sus excelsas figuras celestiales. 
Admirativo máximo fue Leonardo, cuya inactividad de sema­nas y semanas se debía casi siempre a que vivía embriagado de admiración por la obra de algún contemporáneo. 
Y qué grande, grandiosa, fue la capacidad admirativa de Beethoven por cuanto fuese digno y grande. Siempre releo su carta a Cherubini, y sus conceptos sobre Bach, porque a través de esa diafanidad admirativa me siento envuelto en un clima que reconcilia con la vida y nos ennoblece hasta lo más hondo. 
De entre los nuestros, recuerdos así primeramente, junto con tantos otros, a Belisario Roldán, a cuya boca noblemente inspirada por su admiración de bien nacido afluían los adjetivos ponderativos en sucesión progresiva e inacabable. A José Ingenieros que escribió varios libros para exaltar nombres insignes no tan claramente destacados todavía. A Gálvez, cuya pluma está siempre al servicio de cualquier noble idea para hacerla palpitar con intensidad mayor. 
A Chijarro, seudónimo que oculta al más admirativo de esos espíritus selectos que es Gandolfi Herrero. 
¡Qué bien dijo Calandrelli de Chutro: “Poseía la más excelsa de las cualidades humanas: Sabía admirar”. 
Por esto, por todo esto magnífico la temperatura espiritual de Vd. me sugiere e inspira es que no podía contestarle dos líneas simples de agradecimiento sin decirle nada. 
Sin decirle lo que be sentido y vivido. Y mirando ese excep­cional pastel que Emilia Bertolé ha hecho de Vd., pienso en la epopeya larga, dolorosa y magnífica del alma y de la especie humana. Epopeya cuyo comienzo anímico, vago e impreciso y cuyo vértice culmina con la adquisición mayúscula de la capacidad de sentir basta la admiración ejecutiva; y no con la base ingenua de la insuficiencia sino con el talento superior de la inteligencia culti­vadísima que discierne.[...]



Esta y última serie de personalidades descubre las trayectorias de Bernardo González Arrili (periodista, historiador y biógrafo), Alfredo Gramajo Gutiérrez (artista plástico), Lydia Ures Caámaño (reciadora), Alberto G. Ocampo (poeta), María Raquel Adler (poeta), Carlos V. Dumont (escritor), Benjamín Solari Parravicini (pintor y escultor, autor de las psicografías premonitorias), Guido Buffo (artista plástico, escritor y educador; ver: http://capillabuffo.blogspot.com.ar/), María J. S. Barbier (guitarrista), José C. Arcidiacono (artística plástico), Paulina Simoniello (poeta santafesina), Jorge G. Blanco Villalta (diplomático, médico, escultor y autor), Julia Bustos (docente y poeta), María A. Ciordia (artista plástica, ilustradora), Pbro. Rodolfo M. Ragucci O.S. (lingüísta, miembro de la Real Academia Española), Santiago E. Cozzolino (orfebre), Enrique de Larrañaga (artista plástico, docente y director de la Escuela "Prilidiano Pueyrredón") y Alfonsina Storni (repetida, pero con incremento de los conceptos de la primera serie, tras 12 años)
Las cuatro series componen 105 críticas biográficas, un estilo perdido hoy en día.
ANGELITA VÉLEZ 
Intenso fue el año 1950 para Adela, además de la 4º serie de "Vidas" se publicó la biografía de "Angelita Vélez - Sus danzas y su vida"... "Reflejaba en su fisonomía, en sus pies, el alto grado del estilo que es precisamente el arte de interesar... Sus grandes ojos verdes, su figura grácil, su alma de bailarina, toda ella expresaba al son de los palillos clásicos, que trinaban en la mágica dirección de sus manos aladas, que la danza era para nuestra insigne compatriota, religión." (Antonio Mercé, periódico La Argentina) Esta tucumana cultivó danzas del folklore de toda América así como del acervo español y clásicas.
El libro contiene numerosas fotografías que ilustran la actuación de esta mujer que en algunas biografías se confunde su nacionalidad, adjudicándole origen español.
En la ciudad de Montevideo se presentó junto a Athaualpa Yupanqui (1944)
 Recorrió con sus danzas todo el país y gran parte del mundo: América y Europa todas, Grecia, Egipto, etc., pero su descanso era la casa de Adela; señorial por la calidad de su residente y de sus huéspedes, humilde en su manufactura, en aquel Bernal sereno y sobrio de siete décadas atrás años, donde también descansó Alfonsina:“Y, así, en esa senda gloriosa, llega a BERNAL, refugio sencillo y criollo, a pasar sus días de descanso apacible, frente al Río de la Plata, y con la modulación como color tonal del Sol que
brilla, por los caminos floridos de nuestra vieja y humilde casa, para reconfortarse de las veleidades del mundo.

Remanso de soledad

es el pintoresco Bernal,

con su suave lejanía

y sus afanes de artista

de recompensar con flores
las miserias de la vida. 
…………………........
………………………
El retazo de campiña florecida bajo nuestras conciencias; es una región más alta, más noble y más limpia, que todos los place­res opulentos e intensificados en los palacetes materiales y sombríos.
 El retazo florecido en Bernal, se ha reducido como la música a la menor cantidad de materia; por eso, percibimos el ruido de una hoja que cae por el viento otoñal, como las vibraciones del cerebro, por los choques del Arte, que es Belleza, que es Dolor, que es Misterio, que es Pasado y Porvenir.
Es en Bernal donde en ‘La conquista de la intimidad se accede cada vez a capas más profundas de la persona; sin que, empero, esa accesión pueda llegar nunca a la base y núcleo más recóndito de cada cual’ ”. (Pag. 51 y 52)


Angelita Vélez en Bernal con la eterna ama de llaves-amiga de Adela y los infaltables niños del barrio que ambulaban por la casa en todo momento, con el beneplácito de su propietaria (Foto tomada por Adela, circa 1948).
En 1960, Adela publicó "Por Televisión Argentina", el título se aproxima a una hipérbole y se antepone a su tiempo. Ya la televisión comenzaba a atrapar la atención de la gente y, si bien todavía era privativa para algunos, había planes a larguísimo plazo que permitían acceder a ella. Adela García Salaberry detrás de ese título presenta a personalidades que la televisión ignoraba, una premonición del dominio farandulesco que mueve la vida de todos los habitantes del planeta, de todas las clases sociales y todos los niveles culturales y educativos... hoy, a extremos insospechados en el momento que Adela graficó ese título. La televisión maneja el pensamiento, las ideologías; hace de cualquier hijo de vecino un "opinólogo"; festeja las guerras, las invasiones de países indefensos; da premios a la muerte y a lo "horrible"; las catástrofes, las penurias más agudas son sus predilectas; genera miedo, pánico, tristeza, angustia; no divierte, aturde; se antepone a las leyes, a los magistrados, al buen gusto, desacredita el arte, el honor, el respeto; las buenas costumbres no son más que un remedo de vejestud en la televisión; ella impone la moda, nos dice qué nos gusta y qué nos disgusta, qué debemos consumir y qué desechar... Y hasta nos hace creer, con genial astucia, que es un espejo de la realidad, que se limita a mostrar lo que somos...
¿¡Está bien!? ¿¡Está mal!? ¡Quién sabe! La televisión no nos lo dice pues para conservar su dominio sobre las mentes debe hacernos creer que tiene la Verdad. Sí, reconozcamos que también informa, si se es suficientemente lúcido para elegir...
Este libro que prologó - o abrió "pórtico" - el escritor Enrique de Gandia es una continuación de la serie "Vidas" con otro formato,  organización y encabezado cada capítulo con frases sugerentes y un lenguaje elocuente y florido, quizá esto último más extremo que en "Vidas". 
Comienza con "La pintora de almas" sobre su querida amiga la retratista y poeta Emilia Isabel Bertolé, que nació en El Trébol (Santa Fe), en 1896, y falleció en Rosario, 1949, a los 53 años; por quien Adela sentía un afecto entrañable. Una mujer de notable belleza amada por muchos contemporáneos como Horacio Quiroga. Federico García Lorca quien la conoció en su larga visita a buenos Aires dijo de la Bertolé: "...Es más que una mujer. Es el Arte". Su único libro de poemas es "Espejo en sombra" (1927), donde dice: "Mis manos, ciertas veces/ dan la rara impresión de cosa muerta/ Palidez más extraña no vi nunca/ marfil antiguo/ polvorienta cera/ y en el dorso delgado y transparente / el turquesa apagado de las venas".
Sigue bajo el título "Sauzalito tucumano" una reseña sobre Rafael Jijena Sánchez (tucumano, 22-9-1904//22--12-1979) Fue llamado el "Teólogo telúrico".
Sigue en la lista "Imágenes para el espíritu", Teresita Bonfiglio, era su nombre, pero en el arte dramático se la conoció por Claudia Dessy, quien tuvo especial relevancia en el mundo actoral de los niños con la creación del Teatro Infantil Municipal Alfonsina Storni anexado a la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel de Quilmes (A ella nos referiremos especialmente en otra nota de EL QUILMERO)
"La Biblioteca del Colegio Nacional Mariano Moreno", es el tema que ocupa a Adela a continuación, su experiencia como responsable de la misma y las personalidades que conoció en ese ámbito. Baldomero Fernández Moreno, Carlos Alberto Leumann, César Carrizo (que fue profesor en la Escuela Normal Nacional de Quilmes), Pablo Rojas Paz y la traducción de "Pájaros perdidos" de Rabindranath Tagore por Zenobia Camprubí de Jiménez. 
Prosigue el libro con "Evocación del poeta Lugones", reivindicación a la figura y a la obra del escritor  Leopoldo Lugones, promovida por Julia Orilutzky Farny y secundada por Adela. Si bien, ambas mujeres, no se refieren a ella, hoy podemos colegir que la condena a dicho autor fue por su adhesión al golpe nazionalista civico-militar de 1930, más que a su obra literaria, aunque también en ella se encontraron tachas, como suele suceder que se mezclan las conductas circunstaciales con la trayectoria de una vida.
Los otros temas que completan el libro "Por televisión Argentina", son:  
"Retratos infantiles" sobre la obra pictórica de José Gaspar Mancuso; "Buenos Aires, fantástico en tradición" sobre Lucía Láinez de Mujica y su hijo Manuel Mujica Láinez. 

"Turismo intelectual", sobre la profesora y escritora-periodista Lola Pinta Martínez, responsable del Departamento Cultural en la Organización Internacional de Turismo, fue la primera mujer argumentista del cine argentina con "La Palanca", que adquirió Sono-Film, donde el dueño de un quebrachal se enamora de una cancionista, que le hace perder su dinero a las cartas, la secuestra pero terminan enamorados; fue dirigida por José Agustín Ferreyra y se estrenó con el título "La mujer y la selva" el 3 de diciembre de 1941, fueron protagonistas Néstor Deval, Cora Farías y Carlos Perelli. También fue autora de la obra infantil "El príncipe de la paz" en la que actuó Angelina Pagano, el 24 de diciembre de 1930.
"Terracota simbólica" sobre el ceramista de origen ucraniano Pedro Enko.
"Beethoviana pampeana", sobre la compositora Mirka Perrusi.
"Madrid, tierra de Goya", acerca del escritor aragonés José Gabriel y la madrileña nacionalizada Victoria Durán, artista esconográfica y bocetista de trajes para la escena teatral, como dibujante del Teatro Colón, organizó su archivo escenográfico y el gabinete fotográfico.
"Tigre Club" expone sobre la poesía de Laura Holmberg.
"Vocación del color", refiere a los valores estéticos de la artista plástica Elba Fábregas. 
"Tango hecho calle", derrama los sonidos de Juan de Dios Filiberto, su interprete original Azucena Maizani y el principal integrante de esa gran cofradía boquense que fue Quinquela Martín.
"Esculturas Nativas", vuelve a traer al escultor argentino Luis Perlotti, que ya había tratado en la primera serie de "Vidas".
"Proyecciones luminosas", pertenece a la profesora y directora, actriz de teatro y cine Angelina Pagano
"Música y cine", nos hace conocer a Osías Wilesky, pianista argentino, estable de la Sinfónica Municipal de la Ciudad de Buenos Aires desde 1954, quien luego incursionó en la cinematografía con cortos metraje como "Moto Perpetu"
"Alocuciones chispeantes" presenta a la escritora de ascendencia escandinava Norah Lange.
"Plástica bernalense", sobre el artista plástico Américo José Pampinella, vecino de Bernal, a quien Adela frecuentó hasta el fin de su vida. 
"Periodismo radial", sobre la comentarista de cine y teatro en L.S.11 Radio Provincia de Buenos Aires, en primer lugar, y luego en las emisoras: Splendid, Excelsior y Porteña: María Ofelia González Canaveri y sobre el periodista radial, comentarista de literatura, Oscar José Canale.
Fue este su último libro y hay en él algo definitorio. Cierra la publicación con una despedida que inicia con el siguiente epígrafe: 
“¡La vida! pronto acaba, pero ¿Aca­bará todo con ella? ¿Serán in­fructuosos el es­fuerzo intelectual y el sacrificio constante?” (Luis Ruiz Contreras, decano de los escritores españoles)
Y Adela remata: 
"¡La vida no es una chanza!... Es una azarosa lucha, de hondo dolor humano para los que trabajan con humildad y honradez es­piritual.
¡La vida no es una chanza!... Hay que vivirla en la templanza del corazón; de frente, sin cobardía, con valor… Por todo, mis últimos adioses - como dice Tagore - son para aquellos que sabiéndome imperfecta me quieren. Y, como mis obras y mi vida fueron hechas por Amor, no me importa haber recogido mucho dolor… ¡Qué importa la adversidad!... Cuando se ha vivido del amor envolvente... ¡De ti viene todo, en ti está todo y hacia ti va todo, Amor!

La entraña de mis sueños, queda en este refugio mío, en Bernal donde maravillosamente he creado mis obras…"

Roca 635 e/ Constitución y Ramella
 Adela murió en Bernal, el 21 de noviembre de 1965. Fiel, hasta último momento, con sus convicciones sociales y políticas, legó su casa y su inmensa biblioteca a la Municipalidad de Quilmes para que las destinaran a obras sociales.

Se terminó de imprimir en las industrias gráficas Rosso S.A.I.C.I. el día 29 de diciembre de 1960, en la calle Doblas 955, Bs. Aires.

Investigación Cristina Secco
Compilación, argumentación y digitalización 
Prof. Chalo Agnelli
Biblioteca Popular Pedro Goyena 


http://ciudaddebernal.blogspot.com.ar/2010/08/la-casa-de-adela-garcia-salaberry.html