Buscar este blog

lunes, 29 de julio de 2013

"GUILLERMO ENRIQUE HUDSON, HIJO DILECTO DE QUILMES" DE VIOLETA G. SHINYA



A todos quienes no perdieron de vista su origen,
quienes sienten orgullo de él
y quienes elevan la dignidad de su tierra
El próximo domingo 4 de agosto se cumple el 173º aniversario del nacimiento del escritor quilmeños Guillermo Enrique Hudson. [1] Autor cuya obra no perdió vigencia y es imprescindible para intentar comprender la esencia histórica de gran parte de la Argentina y de los argentinos. EL QUILMERO honra su memoria con un escrito rescatado en la BIBLIOTECA POPULAR PEDRO GOYENA (Chalo Agnelli)
La Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento publicó en la serie de Medallones Biográficos Nº 7, dirigida por el profesor Carlos Guillermo Maier en 1966, el opúsculo “Guillermo Enrique Hudson, hijo dilecto de Quilmes” de Violeta G. Shinya, resultado de la conferencia que esta autora, sobrina nieta de Hudson, pronunció el 9 de setiembre de ese año del Tricentenario de la creación de la Reducción de los Quilmes, que se realizó en la sede de la Biblioteca, calles Mitre y Alem, auspiciada por la Comisión de Cultura de la Municipalidad y la filial Quilmes del Instituto Sarmiento de Sociología e Historia.
SR. PRESIDENTE DEL INSTITUTO SARMIENTINO DE QUILMES 
Es para mi un alto honor pero un compromiso riesgoso venir en esta tarde para hablar con vosotros acerca de uno que he dado en llamar hijo dilecto de esta Quilmes no sólo tricentenaria, sino también tan rica en historia y en hijos que le hacen justi­cia.
Preparando estas cuartillas que hoy os leeré, he debido en pri­mer término recurrir a uno de sus retoños más jóvenes, a la erudición de vuestro presidente, el profesor Lomban [2] para deter­minar con precisión los limites de la Quilmes del ayer.
Es además difícil porque estamos en la semana de Sarmiento por quien tengo desde muy lejos una profunda veneración, a fuer de maestra plasmada en aulas argentinas oficiales en las cuales su nombre fue un símbolo y su ideario una ruta, y egre­sada luego de una facultad donde fue mi maestro aquel que escribiera “El Profeta de la Pampa". [3] 
Todo esto hace, señores, que yo me permita poner este coloquio de hoy bajo los manes de ese Maestro de maestros y de los de Hudson, mi tío abuelo, y a quien le está dedicada la velada.
GUILLERMO ENRIQUE HUDSON: HIJO DILECTO DE QUILMES. 
G. E. Hudson, bautizado William Henry en la Iglesia Meto­dista Americana, nació en esta Quilmes tres veces centenaria un 4 de agosto de 1841, cuando la ciudad aún no habla creci­do y él partido era más dilatado... Además fue - hermoso desti­no - otro hijo de esta pujante ciudad, quien localizara al dar término el primer cuarto de este siglo a los "Veinticinco Ombúes", esos 25 ombúes que al decir de Ezequiel Martínez Estrada [4] signifi­caron el despertar de sus ojos y sus sentidos a las maravillas del mundo exterior.
Quisiera hoy limitar esta exposición a Hudson y su deambular dentro de los limites de aquel Partido de hace más de un siglo; de aquel que extendía sus limites desde el Riachuelo hasta el actual camino Brandsen - La Plata por el sur y desde el Río de la Plata hasta las actuales Llavallol y Empalme San Vicente, por el oeste. Por lo que comprendía: Avellaneda, Lanús, Lo­mas de Zamora, Almirante Brown, Florencio Varela, Ensena­da y Berazategui. [5] 
He de intentar señalar aquello que en su obra destaca las cosas de esta zona que él difícilmente ubica con precisión o enmar­ca geográficamente. Sus limites están dados en otra dimensión, en la de la naturaleza y sus criaturas; el detalle de los pastos; las características de la vegetación, la fauna que la puebla. Esa es su brújula y deberá ser nuestra guía. Puesto que no po­dría pretender aquí y esta noche hacer una biografía de este autor vuestro, pues a los desvelos de Don Fernando Pozzo, [6] de­ben sumarse los eruditos trabajos de otros hijos brillantes de Quilmes, entre quienes deseo nombrar en primer término al Dr. Craviotto [7] a quien llamara un día caluroso de verano y a quien tuve el honor de tener en mi casa cuando - recién designada - y aún sin saber con exactitud cómo transformaría el Solar en Mu­seo ni cómo lograrla reconstruir la estanzuela pues no contaba con la primera partida que luego, por la eficaz intervención del Departamento Museos y el franco apoyo de la Dirección de Cultura que estaba empeñada en agilizar el funcionamiento de los Museos de la Provincia, se le asignara al mismo una pri­mera suma de $ 600.000, entonces digo y a mi requerimiento - se creó la "Asociación de Amigos del Museo y Parque Evocativo G. E. Hudson", creación sin la cual no habría podido rea­lizar lo que ya se ha hecho y hallareis a mano para consultar en las "memorias" que quedan a vuestra disposición.
El Dr. Craviotto, nuestro primer vicepresidente, desdichadamen­te, nos abandonó pronto, demasiado pronto, cuando ya tenía casi terminado un trabajo exhaustivo sobre Hudson; otro quilmeño empeñoso lo acompañó para realizar con prolijidad y pa­ciencia su andar por los archivos provinciales, me refiero a César Barrera Nicholson con quien publicara en 1942 resultados de sumo interés en "Argentina Libre".

Casa reconstruida donde el 4 de agosto de 1841 nació Guillermo Enrique Hudson. Construcción que pertenece actualmente al Parque Ecológico de Florencio Varela.
UNO DE SUS HIJOS DILECTOS 
Procuraré pues hallar para Uds. esa dimensión que él utilizara agudizando sus vivencias con el único auxilio de sus imágenes visuales y auditivas y a las cuales él se refirió así en "Pájaros y Hombres": "...todas y cada una de las cosas que vemos dejan su huella en la mente y pueden ser revividas varios minutos, horas o días después, más las únicas impresiones indelebles son las de las cosas que hemos visto emocionalmente, y continúa más ade­lante, sabemos que igual cosa ocurre con los sonidos: aquellos que escuchamos atentamente, valorándolos o en algún modo con sentimiento, con emoción, perduran en nosotros y pueden ser atraídos al campo de nuestra conciencia para ser escuchadas una y otra vez a voluntad. Un naturalista de campo traviesa quien esté realmente interesado en el lenguaje de los pájaros debería tener tanta riqueza de acopio de esas impresiones, co­mo un músico... Mi propia experiencia lo prueba, un hombre puede desvincularse de la vida de los pájaros que conoce y afincarse en otra región del planeta a miles de millas de dis­tancia pero después de más de un cuarto de siglo, durante el cual ha establecido una estrecha vinculación con otros pájaros totalmente distintos, hallará que las antiguas imágenes sonoras que nunca pudieron reactualizarse con otras nuevas similares resultan imperecederas pues perduran tan claras como en ese ayer." 
Hasta aquí Hudson, y a propósito de esto mismo, nos dice Edward Thomas (1878-1917) en “A literary Pilgrim in England": "Cuando ya habla estado 26 años en Inglaterra, él podía aún ver con los ojos en su mente, doscientos pájaros de el Plata y la Patagonia con tanta exactitud como podía ver un tordo, un es­tornino, un pechito colorado, y podía revivir las voces de 150". Y prosigue afirmando que: "… él es en realidad uno de los pocos escritores que podría ser llamado un hijo de la Naturaleza". Estas citas del propio Hudson y de Thomas que me he permiti­do, justifican, creo, el que haya dicho que Quilmes, la de su nacimiento, puede considerarlo uno de sus hijos dilectos. 
EVOCACIÓN 
Es verdad que el que hoy trajina sus avenidas, se aturde con el "free jazz" o aún aquel, menos apurado que viaja en tren, esos, ya están en otra dimensión y deberán volver la espalda al tecnicismo asombroso, a los rascacielos, al tránsito motori­zado, y sumergirse en lo que aún queda de espacios verdes pa­ra entender a este "abuelo" que tanto amó su terruño. Evocarlo será desde aquí mi intento. Si evocar a ese hombrote de rápidas reacciones y risa pronta con ojos penetrantes y ma­nos grandes y fuertes, acostumbradas a sujetar el caballo ner­vioso, pero que sabían ser suaves, leves si debían restañar la herida del ave o acariciar la cabeza de un niño; al que volvía tierno su mirar agudo cuando contemplaba la belleza de una flor o seguía el inquieto vuelo de un pájaro. A quien amaba cada instante de la vida, sólo por eso, por poder vivirla. Al que hizo que la tónica de su existencia fuera eso: su amor a la vida y a la belleza. A ese que con más de sesenta años comienza su autobiografía y se transporta a estos campos quilmeños desde su reducto londinense del cual ni ve ni oye nada por­que las vivencias de esas imágenes audiovisuales tienen tanta fuerza que pueblan su revivir y así van resurgiendo: la visión de las bandadas de pájaros; de las flores de rutilantes colores; de su muda contemplación de las víboras o de su embeleso por las acacias plateadas de luna o los olorosos montes de paraísos, al llegar el verano. Y esa autobiografía fue el resumen de su existencia vivida con la acuciante urgencia de adorar la natu­raleza, que significó para él más que cualquier religión ortodoxa.
Por eso, no ha mucho, al estarme ahí a la sombra de uno de esos ombúes, mientras el encargado del Solar me decía: "Hay que sacar ese cardal...", lo miré y no supe que contestarle, pues, pensé en:“...esas azules llamaradas de los cardos en flor; ese tajante ruido del chasquido de sus ramas secas, al quebrar­se bajo su cabalgadura; ese estarse, según nos contó Hudson, parado en medio de los cardales, para oírlos crecer, porque sus hojas inmensas se libertan con un brinco de su acalambrada posición, produciendo un sonido crujiente; o en el símil que él mismo utilizara cuando al referirse al otoño nos cuenta que lo escuchaba llegar porque bajo los cielos grises oía día tras día, noche tras noche el paso de las bandadas de golondrinas, de cisnes, de patos salvajes emigrando y le recuerda a la flor del cardo que es aventada y se pierde a la distancia a causa del aún suave soplo del pampero...” ¿Sería justo eliminar total­mente esos cardos?... No sé.
Ya que he hecho referencia al otoño, sigámoslo aún y nos contará que los pastos están llenos de voces extrañas y siente el ruido del viento y mira y escucha cómo todo se adormece y la tierra poco a poco se cubre de es­carcha y el pampero ya no es suave soplo, sino bravo y barre los campos. 
LA PAMPA 
Cómo no considerarlo muy nuestro si desde la Inglaterra de su voluntario exilio fue uno de los primeros en describir al "más gaucho de los deportes de la pampa", el juego del pato. Se puede afirmar que ha sido uno de los máximos sentidores de la pampa por la veracidad de sus descripciones y lo vivaz de sus relatos.
Pasó una infancia feliz, pues sus padres no habrían justificado jamás que se pudiese trabar el corretear curioso de sus hijos, más, sólo éste, bebió y almacenó, para los largos años que ha­bría de vivir, cada sonido, cada grito, cada canto de esa lla­nura que primero avizoró y luego recorrerla con el afán del ar­tista nato o del hombre con una tan fina sensibilidad como no es dado hallar con frecuencia, o del científico en potencia. En efecto, desde ese su hogar en el recorte de una llanura, ahí donde el suelo se empina sobre un suave declive, este niño trajinó su infancia entre árboles, pájaros y animales de la pampa. Y hubo silencio y asombro. Ese niño vivía el maravi­lloso mundo de lo natural. Más tarde hubo acuciante curiosi­dad y comenzó su hablar y andar entre el paisanaje.
Pasaron los años y desde esas tan pintorescas ondulaciones se dirigió con los suyos a las cercanías de Chascomús “Las Acacias", aún sin localizar. Pasada su mocedad y con una seria amenaza por la fiebre reumática, tras terco y lento deambular de obsesiva observación, hubo de alejarse del suelo natal y dirigirse hacia los lares de sus antepasados y en esa Inglaterra, entonces dis­tante, lejana, entre dificultades y profunda melancolía, vivió por y para la magia de la pampa.
Acerca de esto don Jorge Casares, [8] ese argentino ilustre, paciente y prolijo ornitólogo, cuya colección hudsoniana se juz­ga como la más completa del mundo, y que fuera donada el año pasado por su esposa, doña María Inés Nevares de Casa­res, para perpetuar su memoria y así contribuir a cuanto él de­seaba, el mejor conocimiento de la obra de Hudson. Casares dijo: "las descripciones usos y costumbres de las aves argenti­nas, no han sido ni serán superadas; guarda de su infancia y su adolescencia un enorme caudal de sensaciones visuales y auditivas".

RETRATOS 
Hoy, ahora os voy a contar cómo lo retrataron sus sobrinos - mis padres - cuando tras conocerlo en Londres, donde residía con su esposa Emily Wingrave, le escribieron a mi abuela: "Es muy, muy agradable. Se parece mucho a sus fotografías, sólo que se le ve más viejo y más triste; él dice que se conser­va igual. Habla lento y bajo y uno creería que tiene como "fatiga". Mas pienso que es su modalidad. Nos contó que su libro "The Land's End",[9] fue muy bien recibido y que lo que en él dijo acerca del tratamiento cruel hacia los pájaros en Cor­nualles, ha traído como consecuencia una ley - aprobada por el Parlamento -, para que allí se los proteja; y que es la pri­mera vez que un libro ha sido el causante de una ley aprobada por las Cámaras. ¡Imagínate que honor! y sin embargo uno lo ve tan tranquilo, casi humilde..." 
Hasta aquí el relato de su sobrina Laura. Siem­pre refiriéndome al testimonio de mis padres, veamos que dice su sobrino político: "Tenía muy buena figura; era muy alto, quizá un poco encor­vado. No podré nunca olvidar el amor y la ternura que demos­traba por Laura, acaso porque veía en ella a su querida her­mana Mary Ellen"... y continúa "cuando nosotros lo visitába­mos, decidimos hablar siempre en inglés pues Emily, su espo­sa, no entendía el castellano, no obstante, nuestra presencia había reactualizado tanto en el sus años vividos en la Argen­tina que insistía en desterrar el inglés, y un día nos recitó ín­tegro el poema de Domínguez, “¡El ombú! Ninguno sabe...”. [10] Sus ojos cobraban un brillo extraño cuando se refería a lugares y cosas de Buenos Aires y sus observaciones eran tan exactas que llamaban nuestra atención".

Violeta Shinya, niña, junto a sus padres y su abuela, 1912 (Foto de CD Pioneros Nikkei. Centro Cultural Argentino Japonés. Gracila Linari)
ESCRITOR DE DIMEN­SIÓN ARGENTINA 
Señores. Acaso estas simples notas escritas para que una hermana que le era devota supiese de cómo lo habían hallado, puedan darnos un subrayado muy profundo para que se pueda proclamar alto y fuerte: ¡Sí, es innegable, Hudson es escritor de dimen­sión argentina!
Antes de proseguir, quiero aclarar que estas ho­jas que os he leído que naturalmente son de mi pertenencia están escritas en idioma inglés y pertenecen a una carta y a hojas del diario de mi madre, pero han sido traducidas y pu­blicadas primero en "La Prensa" y luego en el libro "Las hue­llas de Guillermo Enrique Hudson", de Masao Tsuda, [11] Presidente de la "Asociación Hudsoniana de Tokio" y ex embaja­dor del Japón en la Argentina, quien es tan ferviente admira­dor del autor que nos ocupa, que durante su gestión diplomá­tica aquí, puso todo el peso de su investidura para lograr aun­que fuese una precaria reparación del Solar Natal y no poco empeño en apurar a las Comisiones de las Legislaturas Nacional y Provincial.
Hudson es escritor de dimensión argentina. Sus obras, su vida, sus sueños nos lo dicen; lo dicen también el canto de las ca­landrias, el grito de los teros, el vuelo de la perdiz; la extra­ña costumbre de los guanacos, la fragancia de los pastos en primavera; el vuelo peculiar de ciertas aves, sus raras y bellí­simas volteretas con ritual de danzas; la fiereza de los mamí­feros para con sus congéneres más débiles; el idioma del pantano, de los sapos... Todo cuanto aún cuando la civilización lo empuje quedará por siempre vivo. Entiendo que esta es la razón suficiente para reafirmar la permanencia del medio am­biente en esa obra donde vuelca sus vivencias. Por eso creo justo el decir que es escritor de dimensión telúrica. Aún en aquellas obras escritas para Inglaterra y acerca de ella, de su propia naturaleza, como por ejemplo “La Vida de un Pastor", [12] encontramos a un personaje protagónico "Caleb", quien al hablar cuenta la propia vida de Hudson y su profunda remem­branza de la tierra. “A muchas millas de donde hoy viejo y endeble se encuentra de espaldas contra la tierra”.
Pero el em­brujo de su pampa surge en toda su fuerza en sus libros nuestros "Días de Ocio en la Patagonia" (“Idle days in Patagonia”, 1893) “Un naturalista en el Plata” (“The Naturalist in La Plata”, en 1892), "El Ombú" (cuentos, 1902), "Tierra Purpúrea" (“The purple land that England lost”, 1885) y "Allá lejos y hace tiempo" (“Far away and long ago”, 1918); surge de ellas su pasión por la pampa salvaje, poblada de rui­dos y silencios y seres.
EL GAUCHO 
En efecto el gaucho ha sido descripto por él acaso de la mejor manera, cuando refiriéndose a si mis­mo en "The Naturalist in La Plata", dice: "… cabalgando, el paisaje fascina; refiriéndome a mi mismo diría que el balan­ceo rítmico, la sensación de vuelo, de fuga actúan sobre mi mente como un estimulo y me resulta incomprensible admitir que se pueda pensar o meditar mejor en reposo que a caballo”. Explica luego este aserto suyo al decir que él se ha criado ahí donde la pampa dilatada hacía que desde la más tierna infan­cia se cabalgase y que el hombre era como un parásito del ca­ballo y sólo (como) jinete tenía el pleno dominio de sus facultades.
A continuación nos hace un breve pero estupendo retrato del po­blador: "… hombre de piernas combas y andar balanceante de palmípedo, pues utiliza la palabra "Waddle"; sus manos siem­pre buscando como tanteando la rienda; sus pies hacia adentro, con el dedo mayor en esa dirección bien marcado, como el pa­to..." y se alza contra la fama de holgazán conque lo adornan los extranjeros que desconocen – dice – “su idiosincrasia", y, continúa: "… a caballo es el más activo entre los hombres e inmenso su aguante ante las privaciones que a otros los llevarían al borde de la desesperación, su largo trajinar por días y sus fiestas de ‘a caballo’, los interminables viajes que realiza sin descansar ni alimentarse, aparecen como milagrosas, para el común de los habitantes de la tierra. Privado de su caballo no puede ha­cer nada sino sentarse en el suelo, cruzado de piernas o en cuclillas, se le han – dice - cortado los pies". Como veis fue un gaucho que entre gauchos vivió. Sólo así pu­do trazar semblanza tan ajustada en contados renglones, en 1892, a casi 20 años de haber realizado ese buceo de sus pla­nicies.
LO AUTÓCTONO 
Al seguirlo en sus obras lo vemos que desanda, tropero y ba­queano, los años de su vida vivida y huele al aire y cuenta las fragancias hasta hacérnosla sentir; y nos hace acortar la respiración, para con él seguir y no interrumpir el vuelo de un colibrí.
Cuando nos cuenta cuánto hay en ese desandar desde la vejez - que odiaba - hasta sus mocedades, encontramos, es verdad que en lengua inglesa, que su narración tiene esa forma tan propia y particular de nuestra gente para captar, sentir y trans­mitir. Es, decía no hace mucho, la misma que hallamos en un Echeverría, un Güiraldes, un Payró, aún cuando ninguno de ellos ha hecho referencia a la Pampa desde igual ángulo, todos tienen el denominador común de lo auténtico, de lo enraizado a la tierra.
Un trabajado artículo de César Goñi, aparecido antes de la publicación de la traducción más limpia que conozco de "Allá lejos" podría ser la afirmación de esto que hoy y hasta aquí he dicho. 
Guillermo Ara ha realizado un exhaustivo estudio sobre Hudson en su trabajo dé tesis intitulado "Guillermo Enrique Hudson (el paisaje pampeano y su expresión)", en él no ha descuidado ángulo ni arista para analizar el contenido, la expre­sión y el alma de sus escritos más en momento alguno se le aparece el autor alejado de lo que tiene dentro de sí: su tierra natal. 
Así mismo, E. Martínez Estrada nos dice refiriéndose al mismo asunto: "… construye con el paisaje, el ambiente, la sociedad, la condición humana; no nombró siquiera uno de los defectos, de los yerros de los mismos, pero se refiere al país en que vio la luz con impresión de apego entrañable, de querencia” y continúa más adelante: "Hudson al ausentarse salvó el recuer­do de belleza innegable. Escribiendo en inglés realizó una obra magnifica que es veraz reflejo de la vida y costumbres de nuestra llanura.” y subraya “… escritor en inglés de origen argentino y conocedor de lo argentino".
EL REGRESO 
[…]  Con testimonios de esta naturaleza, que dan un marcado asentimiento a cuanto hemos dicho, podríamos aún continuar pues­to que constituirían testimonios irrefutables para rubricar esto que hemos dicho y que intituló mi charla de esta noche: "Hijo de Quilmes". Este anciano joven parecía gustar - decía mi madre - el rumor de la lengua natal, de esa región que le dio tan hondas emociones que le hacen sentir que su vida terminó cuando la de­ja... Frente a todo esto yo pienso y creo adivinar la pregunta, y si todo fue así… ¿Por qué no regresó? ¿Cómo no sintió la ne­cesidad del regreso? Y yo me atrevo a decir, que no regresó por miedo al regreso; por el temor de no saber resistir lo que ya no podría hallarse. 
HUDSON Y SARMIENTO 
[…] Me volveré hacia lo que Luis Franco publicase hace ya un decenio, al unir en una colaboración para "La Prensa", estos dos nombres: "Hudson y Sarmiento". Dice de éste: "… enemigo del desierto y del estilo de vida que allí se da, de la travesía y el aislamiento; del ganado puro patas y cuerno,  esto nos lo presentaría – continúa - como el reverso de Hudson”. Mas, Franco nos dice que son dos hombres de un hondo parentesco espiritual pero que por razones diversas mi­ran la misma cosa de ángulos casi opuestos. Sarmiento quiere transformar la pampa en nombre de la vida y la belleza; quiere despertar a la pampa de su sueño horizontal. Hudson en cam­bio, no regresará por miedo a esa pampa que aquel preconi­zara. 
Quizá debamos concluir esta rápida revisión de su temática, que hemos utilizado con la finalidad de demostrar como nunca negó su origen criollo, destacando que son las suyas reaccio­nes de un ser extraordinariamente sensible a todo cuanto se refiere a seres vivientes y con un caudal enorme de ternura que lo hace evocar a su madre como sólo puede hacerlo un hombre de nuestros campos: reverencia y pausa. La honda nostalgia es la que le hace comenzar su descubrimiento al revivir su patria "de espaldas", en alguna herbosa planicie y siguiendo el vue­lo de algún gorrión.
¿Qué dio a Hudson las posibilidades para ser lo que fue? Pues: LA TIERRA, su vehemencia y la EDUCACION, las posibilida­des para su iniciación. Rodeado de un medio duro, primitivo y hasta virgen, pero nacido en un hogar de una clase media culta, halló una biblioteca con varios centenares de libros; la con­junción más acabada entre la observación y la sensibilidad permiten o auspician la perfecta comunión entre la madre y el hijo.
QUERENCIA 
Este criollo de nacimiento y sajón de origen fue un apasionado y un vehemente. ¿No ha predominado entonces la fuerza de la tierra? ¿Lo telúrico? Así vemos cómo se nutrió a causa de una fuerza invisible que manejó su destino desde una fiel adversi­dad hasta conducirlo, no se si a la inmortalidad pero si hacia un destino vertical de bondad y fama.
Creo que es posible afirmar que esta tierra suya desde la hon­dura de su nostalgia le permitió ir descubriendo la Argentina a extranjeros y nativos mientras él la revivía en los años de su plenitud, a la vez que se horripilaba al pensar en una pampa angostada por los alambrados, dibujada por las demarcaciones y con sus canoros pajarillos cazados por inmigrantes, para ser devorados.
Cuando Güiraldes nos relata la tan conocida escena del aguacero sentimos el frío del agua mojando nuestras ropas, pero él nos lleva enseguida a sus personajes. En cambio, tras un "chaparrón" Hudson, nos descubre como reverdecen los cam­pos; cómo los charcos reflejan una brizna de pasto dulzón o recortan en su fondo un trébol en flor y cómo las hojas se em­bebían de dulzura y de que manera habla gozado revolcándose en ese pasto húmedo y perfumado.
Hoy descansan sus restos mortales, tras cientos de vigilias que para él fueron maravilla, en el cementerio de Broadwater en Worthing y es seguro que cuando alguien como hoy el Institu­to Sarmiento, nos convoca para exaltar lo profundo que fue su amor al terruño, a la "querencia", su alma se mecerá junto al verde pino que hay junto a su sitio de reposo eterno y así suspendida entre las ramas y el cielo, sentirá la magia de su pampa y la dicha del canto de la calandria y del vuelo y la diligencia del hornero. (Violeta Shinya)
 Violeta Shinya, pasaporte, 10/7/1939 (Graciela Linari)
Compilación y notas Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Cristina Secco
Biblioteca Popular Pedro Goyena, San Luis 948
bibliotecapopularpedrogoyena@yahoo.com.ar
Asociación Historiadores Los Quilmeros

BIBLIOGRAFÍA

Agnelli, Chalo. “Maestros y Escuelas de Quilmes” Ed. Jarmat. Quilmes, 2004.
"Entre Letras y puntos" Suplemento especial de la revista "Palabras con historia" Año 3 - Nº 28 - Agosto, 2010. Graciela Linari, Florencio Varela.
 http://temakel.net/aicmgehudoson.htm

NOTAS



[1] Ver en el Blog EL QUILMERO de agosto 2012 "Guillermo Enrique Hudson 171 años de su nacimiento"
[2] Ver en el Blog EL QUILMERO: “CULTURA, Y MEMORIA – LOS 86 AÑOS DEL HISTORIADOR PROF. JUAN CARLOS LOMBÁN”
[3] De Ricardo Rojas
[4] Ezequiel Martínez Estrada, nació en San José de la Esquina, provincia de Santa Fe, el 14/9/1895, murió en Bahía Blanca el 4/11/1964. Fue escritor, poeta, ensayista, crítico literarios. Recibió dos veces el Premio Nacional de Literatura, en 1933 por su obra poética y en 1937 por el ensayo "Radiografía de la Pampa". Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) de 1933 a 1934 y de 1942 a 1946. Ver en http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/eme/eme1.htm, "El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson".
[5] 1611.- Comienza a denominarse Pago de la Magdalena a la extensión comprendida entre el margen derecho del Riachuelo hacia el sur y sud este, hasta el río Salado y el Pago de la Matanza. Los Pagos eran zonas de población rural compuesta por chacras y estancias a lo largo de los ríos; no constituían un distrito administrativo. [5]
1730.- Se crea oficialmente la Parroquia de Magdalena.
1755.- Se establece definitivamente la Parroquia de la Magdalena.
1780.- El 28 de febrero se crea la Parroquia de Quilmes, separándose de la de Magdalena y se funda San Vicente.
1784.- Se crea la división política y administrativa de la campaña en partidos.
1785.- Quilmes es declarado “partido”, subdividido en 6 cuarteles, ubicándose al pueblo propiamente dicho en el 4° cuartel, limitado entre los arroyos Santo Domingo, Giménez, el Río de la Plata y la Cañada de Gaete. Cuyo primer Alcalde de Hermandad fue Martín Gómez.
1779.- Primera fragmentación de la jurisdicción original del Pago de la Magdalena con la creación de los curatos de San Vicente y el de la Isla (Hoy ciudad de Magdalena)
1828.- Se crean 28 partidos o Juzgados de campaña, entre los que está Quilmes. Los mismos estaban a cargo de un Juez de Paz, ad honores, es decir sin sueldo, con las atribuciones de comandante de milicias, administrador de justicia, presidente de la municipalidad y comisario de policía.
1852.- Formación del partido de Barracas al Sur, hoy Avellaneda. El partido de Quilmes comprendía: Lanús, L. De Zamora, Burzaco, Alte. Brown, Quilmes, F. Varela hasta Cnel. Brandsen, San Vicente y el norte de Ensenada y La Plata. Andrés Baranda es designado juez de paz y presidente de la municipalidad de Quilmes.
1861.- Formación del partido de La Paz, luego: Lomas De Zamora. En 1869, según la Prof. Mercedes Martínez Vázquez, la  extensión en leguas cuadradas de nuestro distrito era de 21,77 leguas, con la escisión de Lomas a nuestro partido se le restan 69, 25 Km. 2.
1873.- Formación del partido de Almirante Guillermo Brown. En 1874, 250.000 inmigrantes arriban a Argentina.
1891.- El 30 de enero de 1891 se crea el Partido de Florencio Varela (Sumándosele nuevas tierras en  1909)
1960.- 4 de noviembre, autonomía de  Berazategui.(de “Maestros Y Escuelas de Quilmes”, Cap. Iº) 
[6] Ver el el Blog EL QUILMERO: “EL DR. FERNANDO POZZO Y LA HISTORIA EN QUILMES -  MEDICO, FUNCIONARIO Y LITERATO, PRECURSOR DEL ACERVO HISTÓRICO
[7] Ver en el Blog EL QUILMERO de junio 2011: “DOCUMENTOS HISTÓRICOS DEL DR. JOSÉ ALCIDES CRAVIOTTO
[8] Traductor del libro de Hudson, “Cardenal. Historia de mi primer pájaro enjaulado” publicado en  la Revista El Hornero, Vol. VII, Nº 1, Pág. 80-85. Órgano de la Sociedad Ornitológica del Plata Buenos Aires  Talleres Gráficos Tomás Palumbo, 1933. 
[9] Publicado en 1908 en Inglaterra. 
[10] Luis L. Domínguez (1819-1898) fue político, poeta, historiador, periodista y diplomático. Nació en Buenos Aires en marzo 1819 y murió en Londres, en 1898. Fue ministro de Hacienda durante la presidencia de Sarmiento. Era hermano de Miguel Cané. Es el autor del poema “El Ombú” compuesto por versos octosílabos en 19 estrofas de 8 versos y una de 4. “¡El Ombú! - Ninguno sabe / En qué tiempo, ni qué mano / En el centro de aquel llano / Su semilla derramó. / Más su tronco tan ñudoso, / Su corteza tan roída / Bien indican que su vida / Cien inviernos resistió.” 
[11] Masao Tsuda, embajador del Japón en Argentina (1954), presidente de la Asociación Hudsoniana de Tokio junto a la Asociación Amigos de Hudson en Argentina realizó gestiones para rescatar la estanzuela “Los 25 ombúes” de los intrusos. En 1957 la provincia de Buenos Aires crea el Museo y Parque Evocativo Guillermo Enrique Hudson por Decreto N° 7.641 con dependencia de la Dirección de Museos, Reservas e Investigaciones Culturales. A partir de 1991 las gestiones de la profesora Violeta Shinya fructifican y se recibe la primera partida de las generosas donaciones gestionadas por Masao Tsuda y el Embajador Yoshio Fujimoto, de distintas empresas y la Asociación de Amigos y lectores de Guillermo E. Hudson del Japón. Se inicia la ampliación de tierras del Museo en dirección al arroyo las Conchitas. En 1996 se obtienen donaciones de organismos internacionales de Japón y de la Fundación Lloyds Bank. 
[12]A sepherd’s life”, publicado en Inglaterra en 1910.

jueves, 25 de julio de 2013

YA ESTA EN VENTA EL LIBRO "HISTORIA PARA UN CENTENARIO" EN LA GOYENA


De acuerdo a lo programado por EXANQUI, la comisión de ex alumnos de la Escuela Normal de Quilmes, les comunicamos que el sábado 27 de julio de 11 a 17 horas y el domingo 28 de julio de 11 a 13,30 horas, sale a la venta la segunda edición del libro "Historia para un Centenario" 1912-2012, así como el apéndice complementario de la primera edición a un costo de $ 80.-, el libro y $ 10.- el apéndice para los que adquirieron la primera edición. Las ventas se harán en la Biblioteca Popular Pedro Goyena, San Luis 948 e/ Larrea y Azcuénaga, La Colonia. Los demás días se venderán en la Biblioteca en su horario habitual, 13 a 17:30 hs. o en la Casa de Pastas La Romana, calle Andrés Baranda e/ Malvinas y Pellegrini.

martes, 23 de julio de 2013

ADELA GARCÍA SALABERRY SU BIBLIOGRAFÍA EN LA GOYENA

dedicado a todas las escritoras
que fueron son y serán en lo que fue 
el Pago de la Magdalena. 
Mucho ha escrito EL QUILMERO sobre esta extraordinaria mujer, solo basta recorrer estos títulos para interiorizarse de su figura, su trayectoria y su compromiso social y cultural:
ADELA GARCÍA SALAVERRY. ESAS BRAVAS MUJERES DE ENTONCES http://elquilmero.blogspot.com.ar/2010/03/esas-bravas-mujeres-de-entonces.html del lunes, 8 de marzo de 2010

"ROCA 635" - ADELA GARCÍA SALABERRY & STELLA MARIS BERTINELLI - SEMANA DE LA MUJER - 5/3/2011  DE MUJER A MUJER http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/03/4-semana-de-la-mujer-roca-635-adela.html del sábado, 5 de marzo de 2011

ADELA GARCÍA SALABERRY, LA POETA y LOS DERECHOS CIVILES DE LA MUJER - 1926 http://elquilmero.blogspot.com.ar/2012/05/adela-garcia-salaberry-la-poeta-y-los.html del miércoles, 16 de mayo de 2012  Del mismo modo la novela biográfico Roca 635, ilustra con ternura y precisión a Adela García Salaberry. Esta obra fue escrita por la autora quilmeña Stella Maris Bertinelli de Ingolotti, fallecida el 13 de noviembre de 2011: 

UN CHAU A STELLA MARIS BERTINELLI http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/11/un-chau-stella-maris-bertinelli.html del lunes, 14 de noviembre de 2011

 

ANTECEDENTES PERSONALES

Conocí a Adela en la casa de los Hutchison, en la calle Paso esquina Mitre de Quilmes. La tía Anita, la había invitado al cumpleaños de su madre, Mamavieja, así llamábamos en la familia a doña Mercedes Ayala de Hutchison, entrerriana, mujer de notable cultura, profesora de inglés, había sido la primera profesora de ese idioma en la Universidad de la Mujer que existió en la biblioteca Manuel Belgrano de Berazategui y en la segunda década del siglo XX fue maestra de idiomas domiciliaria de los hijos de muchas familias quilmeños; además leía en alemán y era una notable narradora; toda un carácter.
La llegada de “la Salaberry”, como se la mencionábamos en confianza, produjo un revuelo en los presentes. Si bien, muy vagamente, algo había escuchado de ella en las conversaciones de los adultos, desconocía en líneas generales quién era y qué la hacía tan afamada, como para producir tanta alharaca.
Recuerdo con mi fidelísima memoriosa fotográfica, que llevaba el traje sastre que, después supe, la caracterizaba, de un tono marrón y un pequeño sombrero claro, o casquete - creo que se llamaba - con un velo recogido, cartera, guantes y zapatos de taco corto. Era delgada, muy alta, o quizá esa altura se la daba su prestigio.Debía tener más de 60 años, aunque no los aparentaba en absoluto.
Quizá desde la militancia por las reivindicaciones de su sexo, Adela mantenía una estrecha amistad con la tía Ana y de la partera Catalina Navarro que también era como de la familia. Ellas con el político Esteban Tomero la esperaban en la puerta.
Entró muy decidida, saludó a todos con una sonrisa y fue derecho hasta el sillón donde estaba doña Mercedes, la besó y le entregó un libro breve y un bouquet de violetas, seguro que de su jardín de Bernal. Yo atisbaba desde el patio a través de una ventana a donde me habían enviado con los otros chicos de la parentela.
Se sentó un breve instante junto al sillón de doña Mercedes, conversaron, quién sabe de qué, pues desde  afuera no se escuchaba.
Rieron y tras sendos besos en ambas mejillas se despidió de Mamavieja, volvió a saludar a todos con una corta inclinación d cabeza y salió acompañada por Anita, Catalina y don Esteban. En la puerta la esperaba un coche de alquiler y dentro una señora mayor. Permanecieron un rato intercambiando agradecimientos. Subió y lo último que vi fue su guante claro saludando a través de la ventanilla con una hermosa sonrisa a sus amigos y creo - o lo imaginé - que también tuvo un ligero gesto de despedida cálida hacia mí que la miraba desde el otro lado de la reja. (circa 1954 - Chalo Agnelli)
Además de la abundante producción en la prensa de todo el país componen su obra poética: "Momentos Sentimentales", Bruma e Hiedra"; su prosa: "Luz y Sombra", "La Gloria del Corazón", "El momento" y la serie de cuatro volúmenes, que ocupa estas páginas, "Vidas", los poemarios en francés: "Toi en Moi", "Ritme serein", "Symbolisme", "Fleru de lis" y traducciones como, "Motivos de Vida" de Jean Groffier.

ARCHIVO QUILMEÑO EN LA GOYENA
Recuperando bibliografía de autores locales, tarea

que lleva a cabo con constante afán Cristina Secco, se halló una abundante bibliografía de García Salaberry, alguna de ella firmada y dedicada a la misma biblioteca o a su fundadora Pola Manzo
Las series de la colección de biografías "Vidas", editado la primera en 1938, son un curioso descubrimiento y recuperación de figuras de las artes, la literatura, la cultura y la educación de la primera mitad del siglo XX. De los cuatro libros que componen las series, aún no se halló la segunda, pero es factible que esté en estante equivocado. En el epígrafe de la primera serie de estas críticas biográficas escribió Adela: "Vidas... revela, a través de las concepciones artíticas de unos brillantes seres, la sinceridad de una emoción ante sus obras." En la 1ª; 2ª y 3ª series se desarrollaron 87 personalidades, artistas-creadores, mujeres y hombres públicos del mundo de la cultura; unos con mayor repercusión que otros, totalmente ignorados en la actualidad, todos, sin duda, con quienes Adela trató en distinta medida a lo largo de su incansable vida como periodista y militante de la cultura.


A esaserie corresponden: Margarita Abella Caprile (poeta y escritora), Ernestina Azlor (escultora), Lia Cimaglia de Espinosa (concertista de piano), Emilia Bertolé (artista plástica, retratista y poeta), Antonieta Silveyra de Lenhardson (cantante lírica), Blanca de la Vega (actriz), Quinquela Martín (artista plástico), Lita Rey Posee (bailarina), Juan Carlos Oliva Navarro (escultor), Alfonsina Storni (poeta, ensayista y educadora), Mario M. Corretjer (aguafuertista), Fray Guillermo Butler (artista plástico), Rosa Bazán de Cámara (escritora), María Suásnabar (folklorista), Josefina Meló (escritora y poeta), Luis Perlotti (artista plástico), Salvadora Medina Onrubia (escritora y poeta), María Antonieta Centroné (poeta), Adelia Di Cario (periodista), María Carmen Pórtela de Araoz Alfaro (escultora), Wially Zenner (recitadora), Herminia Brumana (escritora), Berta Elena Vidal de Battini (poeta), Manuel López Weigel (periodista), Olga Praguer Coelho (folklorista), Ada Negri (escritora). (Los nombres en negrita señalan los que se ocuparán en próximas series) Algunos nombres olvidados o desconocidos para gran parte del público.


En la aparecen varias figuras uruguayas, lo que deja entrever la relación activa que Adel García Salaverry tenía en el mundo cultural de la Banda Oriental: José González Carbalho (escritor), Ema Santandreu Morales (escritora uruguaya), Stephan Erzia (escultor), Ana Veiss de Rossi  (artista plástica), Juan José de Soiza Reilly (periodista, docente y escritor), Elsa Piaggio de Tarelli (pianista argentino y profesor de música), Emilio J. Sarniguet (escultor, autor de "El Gaucho Resero"), Berta Singerman (recitadora), Ramón Subirats (pintor y carbonista catalán), María Alicia Domínguez (escritora, autora de libros de texto para la escuela primaria), Carlos Vega (musicólogo, compositor y poeta), María Luisa Anido (concertista de guitarra), César Tiempo (Israel Zeitlin,escritor, periodista, editor y guionista argentino) Margarita Portela Lagos (artista plástica, grabadora), Josué Quesada (escritor, dramaturgo), Mary Rega Molina (escritora), Carlos López Buchardo (compositor), Dora Díaz Villafañe (grabadora), Edgardo Ubaldo Genta (militar y escritor uruguayo), Bibi Zogbe (artista plástica), Fausto Burgos (novelista, cuentista y poeta tucumano), Clementina Isabel Azlor (escritora, autora de libros de texto para la escuela primaria), Mateo Booz (Miguel Ángel Correa, escritor), Esperanza Lothringer (concertista y profesora de piano), Adolfo Montiel Ballesteros (escritor, poeta, dramaturgo y político uruguayo), Ekatherina de Galantha (bailarina de carácter), Gastón Figueira (uruguayo, autor de literatura infantil y crítica literaria), Carmen Souza Brazuna (artista plástica), Carlos Olivares (escritor), Estrella Genta (escritora uruguaya), Julio Díaz Usandivaras (escritor), Margarita Arsamasseva (escritora), Félix B. Visillac (poeta), Delia Sacerdote (concertista de piano), Manuel María Oliver (historiador), Ida Réboli (poeta y autora de libros de texto para escuela primaria), Artigas Milans Martínez (artista plástico y escritor uruguayo), Ana S. Cabrera (escritora), Oscar Jara Azocar (escritor y docente chileno), Ethel Kurlat (escritora), Raúl Hugo Espoile (compositor y docente), Zulma Núñez (periodista y escritora uruguaya), Ataliva Herrera (poeta), María Alex Urrutia Artieda (poeta) y Eugenio Troisi (escritor de literatura fantástica).

La serie editada en 1943, la integran, además del prólogo “para una Vida”, de Juan José de Soiza Reilly: Enrique Larreta (escritor), Ricardo Rojas (escritor y político), Georgina de Uriarte (recitadora), Antonio Alicé (artista plástico), Helena Larrieu (concertista de piano), Atilio Chiappori (escritor), Emilia Bertolé (artista plástica, retratista y poeta), Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast, escritor), Angelita Vélez (bailarina a quien tratará en un libro personal), Vicente R. Candiano (escultor), María Pini de Chrestia (cantante de cámara), Ricardo Gutiérrez (escritor), Leonor Buffo (poeta), Luis Cané (poeta), Laura Mulhall Girondo (artista plástica), Pastor del Río (poeta cubano) y en este por intermedio de la escritora uruguaya Ema Sandreu Morales se incluye ella misma, Adela García Salaberry.    

Retrato de Adela realizado por Emilia Bertolé
 La serie fue publicada en 1950 "Año del Libertador General San Martín" con un Pórtico (como llama Adela al prólogo) del Dr. Leonardo C. Perrusi director del Instituto Nacional de Biotipología y Materias Afines: 
“Más que limitarnos a valorar el trabajo que acabamos de re­cibir, justipreciamos y ubicamos toda una trayectoria, que es, como decir, toda una vida y una personalidad definida en un sentido dado. Ello ha pasado con Vd., con su último libro, y con su dilata­da obra anterior. [...] Porque a través de sus libros Vidas... se patentizan tan notables matices de su espíritu que fuerza es que estas líneas olvi­den la obra para considerar a la autora.[...]
Porque habrá Vd. observado, y Vd., más casi que los médicos porque frecuenta artistas, que en éstos la aptitud que los hace su­blimes les coloca la sensibilidad al borde mismo de la salud. Y en Vd. ello acontece con la admiración; tal es así que ella paralizada por definición, e imagen de lo estático ante lo superior, ha cobrado tanta fuerza que tiene decisión ejecutiva. Y ejecuta admirando y proclamando esa admiración para que otros admiren a su vez, como esas piedras preciosas magníficamente talladas que multiplican el rayo que les llega para que todos puedan gozar de su luz, añadién­dole aún el propio tornasol de sus reflejos íntimos.
Su obra lo demuestra. Su desvivir por aplaudir y señalar va­lores, destacando matices que no conocíamos y alcances que no sospechábamos la hacen alcanzar con su calidad de admiración y su intensidad ponderativa los límites más altos alcanzados por el alma humana. 
Porque nuestro espíritu es grande no tanto cuanto crea esas obras insignes que son gloria del linaje y de la especie sino más aún cuando es capaz de sentir por esas creaciones la admiración venerativa hacia la calidad. Y es que en toda obra que se crea hay un poco o un mucho de egoísmo del yo que se patentiza y ostenta. Mientras que la admiración es altruista por excelencia o por autonomasia. 
El que crea nos toma en alguna medida, el que admira nos da en todas las medidas. Se ha alcanzado así el máximo de lo posible para el alma humana: es la armonía entre el talento que discierne y el sentir que palpita, ha llegado a la culminación: la sensibilidad inteligente engendrando la admiración más excelsa y también más certera.[...]
Qué hizo Dante sino una gran “Vida” para consagrar sus nobles admiraciones. Y a tal punto quiso destacarlo que esculpió ante el profundo bajorrelieve del Infierno que debería dar perspec­tiva a sus excelsas figuras celestiales. 
Admirativo máximo fue Leonardo, cuya inactividad de sema­nas y semanas se debía casi siempre a que vivía embriagado de admiración por la obra de algún contemporáneo. 
Y qué grande, grandiosa, fue la capacidad admirativa de Beethoven por cuanto fuese digno y grande. Siempre releo su carta a Cherubini, y sus conceptos sobre Bach, porque a través de esa diafanidad admirativa me siento envuelto en un clima que reconcilia con la vida y nos ennoblece hasta lo más hondo. 
De entre los nuestros, recuerdos así primeramente, junto con tantos otros, a Belisario Roldán, a cuya boca noblemente inspirada por su admiración de bien nacido afluían los adjetivos ponderativos en sucesión progresiva e inacabable. A José Ingenieros que escribió varios libros para exaltar nombres insignes no tan claramente destacados todavía. A Gálvez, cuya pluma está siempre al servicio de cualquier noble idea para hacerla palpitar con intensidad mayor. 
A Chijarro, seudónimo que oculta al más admirativo de esos espíritus selectos que es Gandolfi Herrero. 
¡Qué bien dijo Calandrelli de Chutro: “Poseía la más excelsa de las cualidades humanas: Sabía admirar”. 
Por esto, por todo esto magnífico la temperatura espiritual de Vd. me sugiere e inspira es que no podía contestarle dos líneas simples de agradecimiento sin decirle nada. 
Sin decirle lo que be sentido y vivido. Y mirando ese excep­cional pastel que Emilia Bertolé ha hecho de Vd., pienso en la epopeya larga, dolorosa y magnífica del alma y de la especie humana. Epopeya cuyo comienzo anímico, vago e impreciso y cuyo vértice culmina con la adquisición mayúscula de la capacidad de sentir basta la admiración ejecutiva; y no con la base ingenua de la insuficiencia sino con el talento superior de la inteligencia culti­vadísima que discierne.[...]



Esta y última serie de personalidades descubre las trayectorias de Bernardo González Arrili (periodista, historiador y biógrafo), Alfredo Gramajo Gutiérrez (artista plástico), Lydia Ures Caámaño (reciadora), Alberto G. Ocampo (poeta), María Raquel Adler (poeta), Carlos V. Dumont (escritor), Benjamín Solari Parravicini (pintor y escultor, autor de las psicografías premonitorias), Guido Buffo (artista plástico, escritor y educador; ver: http://capillabuffo.blogspot.com.ar/), María J. S. Barbier (guitarrista), José C. Arcidiacono (artística plástico), Paulina Simoniello (poeta santafesina), Jorge G. Blanco Villalta (diplomático, médico, escultor y autor), Julia Bustos (docente y poeta), María A. Ciordia (artista plástica, ilustradora), Pbro. Rodolfo M. Ragucci O.S. (lingüísta, miembro de la Real Academia Española), Santiago E. Cozzolino (orfebre), Enrique de Larrañaga (artista plástico, docente y director de la Escuela "Prilidiano Pueyrredón") y Alfonsina Storni (repetida, pero con incremento de los conceptos de la primera serie, tras 12 años)
Las cuatro series componen 105 críticas biográficas, un estilo perdido hoy en día.
ANGELITA VÉLEZ 
Intenso fue el año 1950 para Adela, además de la 4º serie de "Vidas" se publicó la biografía de "Angelita Vélez - Sus danzas y su vida"... "Reflejaba en su fisonomía, en sus pies, el alto grado del estilo que es precisamente el arte de interesar... Sus grandes ojos verdes, su figura grácil, su alma de bailarina, toda ella expresaba al son de los palillos clásicos, que trinaban en la mágica dirección de sus manos aladas, que la danza era para nuestra insigne compatriota, religión." (Antonio Mercé, periódico La Argentina) Esta tucumana cultivó danzas del folklore de toda América así como del acervo español y clásicas.
El libro contiene numerosas fotografías que ilustran la actuación de esta mujer que en algunas biografías se confunde su nacionalidad, adjudicándole origen español.
En la ciudad de Montevideo se presentó junto a Athaualpa Yupanqui (1944)
 Recorrió con sus danzas todo el país y gran parte del mundo: América y Europa todas, Grecia, Egipto, etc., pero su descanso era la casa de Adela; señorial por la calidad de su residente y de sus huéspedes, humilde en su manufactura, en aquel Bernal sereno y sobrio de siete décadas atrás años, donde también descansó Alfonsina:“Y, así, en esa senda gloriosa, llega a BERNAL, refugio sencillo y criollo, a pasar sus días de descanso apacible, frente al Río de la Plata, y con la modulación como color tonal del Sol que
brilla, por los caminos floridos de nuestra vieja y humilde casa, para reconfortarse de las veleidades del mundo.

Remanso de soledad

es el pintoresco Bernal,

con su suave lejanía

y sus afanes de artista

de recompensar con flores
las miserias de la vida. 
…………………........
………………………
El retazo de campiña florecida bajo nuestras conciencias; es una región más alta, más noble y más limpia, que todos los place­res opulentos e intensificados en los palacetes materiales y sombríos.
 El retazo florecido en Bernal, se ha reducido como la música a la menor cantidad de materia; por eso, percibimos el ruido de una hoja que cae por el viento otoñal, como las vibraciones del cerebro, por los choques del Arte, que es Belleza, que es Dolor, que es Misterio, que es Pasado y Porvenir.
Es en Bernal donde en ‘La conquista de la intimidad se accede cada vez a capas más profundas de la persona; sin que, empero, esa accesión pueda llegar nunca a la base y núcleo más recóndito de cada cual’ ”. (Pag. 51 y 52)


Angelita Vélez en Bernal con la eterna ama de llaves-amiga de Adela y los infaltables niños del barrio que ambulaban por la casa en todo momento, con el beneplácito de su propietaria (Foto tomada por Adela, circa 1948).
En 1960, Adela publicó "Por Televisión Argentina", el título se aproxima a una hipérbole y se antepone a su tiempo. Ya la televisión comenzaba a atrapar la atención de la gente y, si bien todavía era privativa para algunos, había planes a larguísimo plazo que permitían acceder a ella. Adela García Salaberry detrás de ese título presenta a personalidades que la televisión ignoraba, una premonición del dominio farandulesco que mueve la vida de todos los habitantes del planeta, de todas las clases sociales y todos los niveles culturales y educativos... hoy, a extremos insospechados en el momento que Adela graficó ese título. La televisión maneja el pensamiento, las ideologías; hace de cualquier hijo de vecino un "opinólogo"; festeja las guerras, las invasiones de países indefensos; da premios a la muerte y a lo "horrible"; las catástrofes, las penurias más agudas son sus predilectas; genera miedo, pánico, tristeza, angustia; no divierte, aturde; se antepone a las leyes, a los magistrados, al buen gusto, desacredita el arte, el honor, el respeto; las buenas costumbres no son más que un remedo de vejestud en la televisión; ella impone la moda, nos dice qué nos gusta y qué nos disgusta, qué debemos consumir y qué desechar... Y hasta nos hace creer, con genial astucia, que es un espejo de la realidad, que se limita a mostrar lo que somos...
¿¡Está bien!? ¿¡Está mal!? ¡Quién sabe! La televisión no nos lo dice pues para conservar su dominio sobre las mentes debe hacernos creer que tiene la Verdad. Sí, reconozcamos que también informa, si se es suficientemente lúcido para elegir...
Este libro que prologó - o abrió "pórtico" - el escritor Enrique de Gandia es una continuación de la serie "Vidas" con otro formato,  organización y encabezado cada capítulo con frases sugerentes y un lenguaje elocuente y florido, quizá esto último más extremo que en "Vidas". 
Comienza con "La pintora de almas" sobre su querida amiga la retratista y poeta Emilia Isabel Bertolé, que nació en El Trébol (Santa Fe), en 1896, y falleció en Rosario, 1949, a los 53 años; por quien Adela sentía un afecto entrañable. Una mujer de notable belleza amada por muchos contemporáneos como Horacio Quiroga. Federico García Lorca quien la conoció en su larga visita a buenos Aires dijo de la Bertolé: "...Es más que una mujer. Es el Arte". Su único libro de poemas es "Espejo en sombra" (1927), donde dice: "Mis manos, ciertas veces/ dan la rara impresión de cosa muerta/ Palidez más extraña no vi nunca/ marfil antiguo/ polvorienta cera/ y en el dorso delgado y transparente / el turquesa apagado de las venas".
Sigue bajo el título "Sauzalito tucumano" una reseña sobre Rafael Jijena Sánchez (tucumano, 22-9-1904//22--12-1979) Fue llamado el "Teólogo telúrico".
Sigue en la lista "Imágenes para el espíritu", Teresita Bonfiglio, era su nombre, pero en el arte dramático se la conoció por Claudia Dessy, quien tuvo especial relevancia en el mundo actoral de los niños con la creación del Teatro Infantil Municipal Alfonsina Storni anexado a la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel de Quilmes (A ella nos referiremos especialmente en otra nota de EL QUILMERO)
"La Biblioteca del Colegio Nacional Mariano Moreno", es el tema que ocupa a Adela a continuación, su experiencia como responsable de la misma y las personalidades que conoció en ese ámbito. Baldomero Fernández Moreno, Carlos Alberto Leumann, César Carrizo (que fue profesor en la Escuela Normal Nacional de Quilmes), Pablo Rojas Paz y la traducción de "Pájaros perdidos" de Rabindranath Tagore por Zenobia Camprubí de Jiménez. 
Prosigue el libro con "Evocación del poeta Lugones", reivindicación a la figura y a la obra del escritor  Leopoldo Lugones, promovida por Julia Orilutzky Farny y secundada por Adela. Si bien, ambas mujeres, no se refieren a ella, hoy podemos colegir que la condena a dicho autor fue por su adhesión al golpe nazionalista civico-militar de 1930, más que a su obra literaria, aunque también en ella se encontraron tachas, como suele suceder que se mezclan las conductas circunstaciales con la trayectoria de una vida.
Los otros temas que completan el libro "Por televisión Argentina", son:  
"Retratos infantiles" sobre la obra pictórica de José Gaspar Mancuso; "Buenos Aires, fantástico en tradición" sobre Lucía Láinez de Mujica y su hijo Manuel Mujica Láinez. 

"Turismo intelectual", sobre la profesora y escritora-periodista Lola Pinta Martínez, responsable del Departamento Cultural en la Organización Internacional de Turismo, fue la primera mujer argumentista del cine argentina con "La Palanca", que adquirió Sono-Film, donde el dueño de un quebrachal se enamora de una cancionista, que le hace perder su dinero a las cartas, la secuestra pero terminan enamorados; fue dirigida por José Agustín Ferreyra y se estrenó con el título "La mujer y la selva" el 3 de diciembre de 1941, fueron protagonistas Néstor Deval, Cora Farías y Carlos Perelli. También fue autora de la obra infantil "El príncipe de la paz" en la que actuó Angelina Pagano, el 24 de diciembre de 1930.
"Terracota simbólica" sobre el ceramista de origen ucraniano Pedro Enko.
"Beethoviana pampeana", sobre la compositora Mirka Perrusi.
"Madrid, tierra de Goya", acerca del escritor aragonés José Gabriel y la madrileña nacionalizada Victoria Durán, artista esconográfica y bocetista de trajes para la escena teatral, como dibujante del Teatro Colón, organizó su archivo escenográfico y el gabinete fotográfico.
"Tigre Club" expone sobre la poesía de Laura Holmberg.
"Vocación del color", refiere a los valores estéticos de la artista plástica Elba Fábregas. 
"Tango hecho calle", derrama los sonidos de Juan de Dios Filiberto, su interprete original Azucena Maizani y el principal integrante de esa gran cofradía boquense que fue Quinquela Martín.
"Esculturas Nativas", vuelve a traer al escultor argentino Luis Perlotti, que ya había tratado en la primera serie de "Vidas".
"Proyecciones luminosas", pertenece a la profesora y directora, actriz de teatro y cine Angelina Pagano
"Música y cine", nos hace conocer a Osías Wilesky, pianista argentino, estable de la Sinfónica Municipal de la Ciudad de Buenos Aires desde 1954, quien luego incursionó en la cinematografía con cortos metraje como "Moto Perpetu"
"Alocuciones chispeantes" presenta a la escritora de ascendencia escandinava Norah Lange.
"Plástica bernalense", sobre el artista plástico Américo José Pampinella, vecino de Bernal, a quien Adela frecuentó hasta el fin de su vida. 
"Periodismo radial", sobre la comentarista de cine y teatro en L.S.11 Radio Provincia de Buenos Aires, en primer lugar, y luego en las emisoras: Splendid, Excelsior y Porteña: María Ofelia González Canaveri y sobre el periodista radial, comentarista de literatura, Oscar José Canale.
Fue este su último libro y hay en él algo definitorio. Cierra la publicación con una despedida que inicia con el siguiente epígrafe: 
“¡La vida! pronto acaba, pero ¿Aca­bará todo con ella? ¿Serán in­fructuosos el es­fuerzo intelectual y el sacrificio constante?” (Luis Ruiz Contreras, decano de los escritores españoles)
Y Adela remata: 
"¡La vida no es una chanza!... Es una azarosa lucha, de hondo dolor humano para los que trabajan con humildad y honradez es­piritual.
¡La vida no es una chanza!... Hay que vivirla en la templanza del corazón; de frente, sin cobardía, con valor… Por todo, mis últimos adioses - como dice Tagore - son para aquellos que sabiéndome imperfecta me quieren. Y, como mis obras y mi vida fueron hechas por Amor, no me importa haber recogido mucho dolor… ¡Qué importa la adversidad!... Cuando se ha vivido del amor envolvente... ¡De ti viene todo, en ti está todo y hacia ti va todo, Amor!

La entraña de mis sueños, queda en este refugio mío, en Bernal donde maravillosamente he creado mis obras…"

Roca 635 e/ Constitución y Ramella
 Adela murió en Bernal, el 21 de noviembre de 1965. Fiel, hasta último momento, con sus convicciones sociales y políticas, legó su casa y su inmensa biblioteca a la Municipalidad de Quilmes para que las destinaran a obras sociales.

Se terminó de imprimir en las industrias gráficas Rosso S.A.I.C.I. el día 29 de diciembre de 1960, en la calle Doblas 955, Bs. Aires.

Investigación Cristina Secco
Compilación, argumentación y digitalización 
Prof. Chalo Agnelli
Biblioteca Popular Pedro Goyena 


http://ciudaddebernal.blogspot.com.ar/2010/08/la-casa-de-adela-garcia-salaberry.html